ANTENAS DE TELEFONÍA MÓVIL
INTRODUCCIÓN
Ante la inminente y masiva instalación de antenas de telefonía móvil en nuestra ciudad y en diversos puntos de nuestra provincia y, como consecuencia de ello, ante la intranquilidad de ciudadanos y comunidades de vecinos que se plantean numerosos interrogantes (relativos a salud, seguridad, efectos a largo plazo, etc.) que ni administración ni empresas instaladoras resuelven con claridad, desde ECOLOGISTAS EN ACCIÓN hemos elaborado un informe preliminar sobre este tipo de ondas y antenas, que es el que aquí presentamos.
No obstante seguimos trabajando en un documento más profundo donde se contrastarán los estudios que a tal efecto se llevan a cabo en diversos países y cuyos resultados saldrán a la luz en fechas posteriores.
Lo que ya podemos afirmar sin lugar a dudas en relación a este tema es que:
El "principio de precaución", como ha ocurrido en otros estudios, (ftalatos en PVC de mordedores de niños, paradiclorobenceno, PCBs y un largo etc.), han brillado por su ausencia; es decir, como casi siempre comenzamos a estudiar los efectos de estas radiaciones y estos aparatos una vez ya están instalados, extendidos y afectando a la población.
¿ QUÉ PASARÁ SI ESOS ESTUDIOS DEMUESTRAN UN GRAVE RIESGO PARA LA SALUD?
CARACTERÍSTICAS DE LA RADIACIÓN QUE EMITEN Y EFECTOS
Los teléfonos móviles, a diferencia de los convencionales, llevan incorporado un pequeño emisor-receptor, este aparato es el que permite conectar con la antena emisora receptora que la red de telefonía móvil ha instalado en diversos puntos de una ciudad, y de esta forma se puede comunicar con otro teléfono.
La comunicación entre teléfono y antena se realiza mediante ondas electromagnéticas, generadas artificialmente por ambos aparatos. Una vez que las ondas han llegado a la antena más próxima, ésta las transforma para pasar a la red telefónica convencional.
Las antenas (antenas de estaciones base) crean a su alrededor un campo electromagnético o un espacio en el que actúan sus radiaciones. La intensidad de este campo creado es inversamente proporcional a la distancia a la antena por lo que, en principio, viviendas próximas a la antena instalada, del mismo edificio o edificios próximos pueden quedar dentro de ese campo intenso y ser afectados. Las dudas se plantean en cuál es la distancia de seguridad y por lo tanto si una azotea de un edificio es un sitio seguro e inocuo para los vecinos.
Las antenas de estaciones base producen una radiación electromagnética que por su frecuencia (la telefonía móvil opera a 1800–2.200 MHz en unos casos (S.C.P. o Sistemas de Comunicación Personal), y a 860–900 MHz en otros), es radiación de radiofrecuencia (R.F.). Está radiación de radiofrecuencia es no ionizante y sus efectos biológicos son esencialmente diferentes de los de la radiación ionizante, producida por máquinas de rayos X o por la desintegración de isótopos radiactivos.
La interacción del material biológico con una emisión electromagnética depende de la frecuencia de la emisión. Los rayos X, ondas de radio y campos eléctricos y magnéticos generados por líneas eléctricas son todos parte del espectro electromagnético y cada zona del espectro se caracteriza por su frecuencia (velocidad con la que el campo electromagnético cambia de dirección) y se mide en hercios (Hz) siendo 1 Hz un ciclo (cambio de dirección) por segundo y 1 megahercio (MHz) 1 millón de ciclos por segundo.
A frecuencias extremadamente altas (características de rayos X) las ondas electromagnéticas tienen suficiente energía para romper enlaces químicos (ionización). A frecuencias más bajas como las R.F., la energía de las ondas se considera demasiado baja para romper enlaces químicos, por lo que se consideran a estas radiaciones no ionizantes (R.N.I.).
Pero el que estas radiaciones sean no ionizantes simplemente descarta los graves efectos de ionización de la materia y negativos efectos en salud que producen radiaciones ya muy estudiadas, como las nucleares (Rad. ionizantes) pero no descarta otros efectos en la salud, que algunos estudios empiezan a vislumbrar, aunque todavía de forma no sistemática y que analizaremos en el apartado nº 4.
A pesar de lo novedoso del tema, al menos en nuestro país (la instalación de este tipo de antenas en España es muy reciente), y a pesar también de que existen multitud de intereses, económicos fundamentalmente, que potencian y magnifican aquellos resultados de experimentos científicos que hablan de la inocuidad de estas radiaciones, existen algunos puntos que todo el mundo admite:
1.- La exposición a ondas RF de antenas de telefonía móvil puede ser peligrosa si es lo suficientemente intensa.
2.- En el supuesto del punto 1, los daños incluyen:
a) Cataratas.
b) Quemaduras de piel.
c) Quemaduras internas.
d) Golpes de calor.
e) Alteraciones en el comportamiento.
f) Alteraciones en el desarrollo embrionario.
3.- En cortas exposiciones a menos de 6 m de una antena hay posibilidad de daño.
4.- La densidad de potencia en el interior de un edificio será de 3 a 20 veces más baja que en el exterior pero "no desaparece".
Los efectos biológicos de las ondas RF dependen de la tasa de energía absorbida, denominada técnicamente tasa de absorción específica (S.A.R.: Specific Absorption Rate) y se mide en w/kg, siendo difícil de medir, por lo que se suele medir es la densidad de potencia de onda plana. La SAR máxima que impone la Unión Europea es 1,6 w/kg, aunque la tasa media que se aconseja para toda la población es de 0,008 w/kg con picos de 2 w/kg no más de 6 minutos.
Otro aspecto a resaltar es la falta de consenso entre distintos países que ya han establecido límites y normas de seguridad al respecto. Australia y Nueva Zelanda presentan valores de 2 a 6 veces más restrictivos que EE.UU. y no instalan antenas de telefonía móvil en las azoteas de los edificios
Cesar Augusto Suarez
CI 17394384
CRF